Las estrategias más prometedoras en cuanto a la rehabilitación de los delincuentes sexuales son según numerosos autores, entre otros Vicente Garrido, de naturaleza psicológica. En concreto hace referencia este autor a la orientación denominada cognitivo-conductual, que consiste en enseñar al sujeto a controlar su impulso desviado, a evitar situaciones de alto riesgo y a no emplear justificaciones para cometer los delitos.
De modo más específico, los métodos de tratamiento cognitivo-conductuales para delincuentes sexuales se caracterizan por enseñar nuevas formas de pensar, la llamada reestructuración cognitiva, de percibir e interpretar emociones y de autocontrol ante un impulso sexual violento. La integración laboral, el control del abuso de alcohol, el re-aprendizaje de cómo vivir la sexualidad son factores clave en la rehabilitación del delincuente sexual.
El art. 116.4 del Reglamento Penitenciario establece que “la Administración Penitenciaria podrá realizar programas específicos de tratamiento para internos condenados por delitos contra la libertad sexual a tener de su diagnóstico previo”.
En la actualidad, existe un programa en algunos centros penitenciarios cuyo objeto es la rehabilitación del delincuente sexual. Este programa, denominado Sexual Agression Control (SAC en adelante), fueron aplicados por primera vez en dos centros penitenciarios de Cataluña; Brians y Quatre Camins.
El SAC es un programa de tratamiento basado en técnicas cognitivo-conductuales en el que se pretende modificar los patrones de comportamiento relacionados con la conducta sexual agresiva.
Los objetivos del programa son que los sujetos sean capaces de analizar de forma más realista las actividades delictivas que llevaron a cabo, mejorar tanto las capacidades como las habilidades a la hora de relacionarse con otras personas, reinsertarse en la sociedad y no reincidir.
Es por lo que, a través del SAC como programa de tratamiento de los delincuentes sexuales se intenta que se produzcan mejores conductuales, cognitivas y emocionales con los sujetos e indudablemente el fin principal del mismo es la reducción del riesgo de reincidencia.
Barreras de reintegración de los delincuentes sexuales.
Qué duda cabe que los delincuentes sexuales están en el punto de mira de la sociedad, y es por lo que durante las dos últimas décadas, Estados Unidos, entre algún otro país, ha introducido leyes que exigen el registro oficial de los delincuentes sexuales.
Tal registro implica que la policía competente en tu lugar de residencia conozcan tus datos más recientes e incluso tengan una foto del sujeto. Esa información posteriormente se hace pública, conociendo todos y cada uno de los vecinos que rodean a dicho sujeto su pasado delictivo.
Estas medidas, objeto de discusión por diversos profesionales de la materia, no permiten una plena reintegración del sujeto en la sociedad, porque probablemente gran parte de la comunidad que lo rodea no le acepte. Este argumento toma en cuenta el clásico concepto en Criminología de control social informal, y el de capital social, entendido este último como el recurso que se deriva y es facilitado por los vínculos sociales. Esto quiere decir, que el capital social es la información y ayuda que prestan entre sí os residentes de un lugar.
Por tanto, los delincuentes sexuales pueden experimentar barreras a la reintegración como consecuencia de:
- Su retirada voluntaria de la vida comunitaria. La estigmatización llevada a cabo por la mediatización de los casos estrella publicados por los medios de comunicación puede llevar al aislamiento de los delincuentes sexuales que ya han cumplido su condena, produciendo a su vez sentimientos de vergüenza lo que repercute en la vida laboral, social y emocional del ex convicto.
- La movilización del control social informal. Voluntad de los residentes locales de tomar responsabilidad de la calidad de vida en común y trabajar conjuntamente en la solución de los problemas, pudiendo dirigirse contra los delincuentes sexuales.
- Falta de capital social de los lugares de residencia. El poco empleo, la baja economía son factores que implicaría la dificultad de crear vínculos positivos con la población.
- Uso de medidas de supervisión muy estrictas. La supervisión intensiva y el control electrónico podrían disminuir gravemente las relaciones de los delincuentes sexuales con sus familiares, amigos y vecinos.
¿Existen otras formas de inhibición del impulso sexual?
Fuera de las técnicas de naturaleza psicológica referidas anteriormente existen otros métodos de control de inhibición del impulso sexual como son la castración química y el acetato de ciproterona.
La castración química consiste en la aplicación de una serie de fármacos destinados a reducir el libido y la actividad sexual.
Sin embargo, el administrar acetato de ciproterona consiste en un remedio farmacológico como el anterior pero que van destinados a inhibir la unión de los andrógenos a los receptores de la glándula sebácea anulando el paso de testosterona a dihidrotestosterona disminuyendo así la producción de sebo.
La aplicación de todo fármaco como es sabido acarrea una serie de efectos secundarios que pueden ser perjudiciales para la salud.
En la castración química destacan los siguientes efectos secundarios:
- Depo Provera: Es un progestágeno aprobado por la Food and Drug Administration (FDA en adelante) para controlar la natalidad de forma eficaz. Algunos expertos señalan que puede provocar el uso prolongado de esta sustancia puede provocar la destrucción de la química cerebral normal o un efecto de tolerancia igual a consumo de algunos estupefacientes.
- Antidepresivo ISRS: Se usan la Paroxetina, Prozac, Sertralina, ya que uno de sus efectos es la disfunción sexual. Entre sus efectos secundarios destacan el fuerte aumento de peso, sofocos y fuerte debilitamiento de la masa ósea.
Por todo ello numerosos expertos han venido a concluir que la castración química no es la solución ante los delincuentes sexuales. Además, la Asociación Española de Profesionales de la Sexología alerta sobre la ineficacia de este tratamiento y advierte que “el impulso violento se mantiene pese a la disminución de la testosterona”.
En cuanto a los efectos secundarios que se derivan de la administración de acetato de ciproterona para controlar los impulsos sexuales cabe destacar los siguientes:
- Disminución de la actividad y potencia sexual.
- Inhibición de la función gonadal.
- Cambios reversibles una vez suspendido el tratamiento con el fármaco.
- Inhibición de la espermatogénesis como resultado de sus acciones antiandrogénica y antigonadotropa.
- Variaciones del peso corporal.
Tras esto, cabría hacerse la pregunta de ante un delincuente sexual ¿técnicas cognitivo-conductuales o métodos de control de inhibición del impulso sexual?
Autor: Eduardo Muñoz Simó
Abogado y Criminólogo
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